Posted on agosto 3, 2012
La importancia de los valores de las empresas
Al día de hoy son muchas las empresas que han definido códigos de ética, principios y valores que los identifican y que comparten con sus grupos de interés. Algunas lo hacen porque es políticamente correcto, porque así lo dictan los manuales de administración, pero sin entender la importancia de este concepto. Otras ni siquiera los definieron. La idea es fijar posición, definir un ‘quienes somos’ y por ende las conductas a seguir tanto dentro como fuera de la empresa. Echando un rápido vistazo por distintas declaraciones de valores las empresas eligen el respeto, la diversidad, la no discriminación, la excelencia, la colaboración y la confianza como algunos de los más comunes. Sin embargo, no siempre hay una conducta consecuente con esos valores, y hasta quizás los propios empleados no los compartan ni se identifiquen con los mismos. Existe aquí una gran oportunidad de crecimiento para las organizaciones desde todo punto de vista.
Un ejemplo de estos conflictos de valores se dió en Inglaterra hace unos años, cuando se implementó el programa ‘Trae a tu hija al trabajo’, que como se imaginarán consistía en que cada empleado trajera a sus hijas al trabajo para que se familiaricen con ambientes laborales y se pudieran imaginar mas allá de cuidar chicos y limpiar la casa. Haciendo un seguimiento del programa se entrevistó a uno de los padres que participó del mismo. Sus respuestas fueron un despertar asombroso. Él reportó que teniendo a su hija sentada al lado en el trabajo desnudó que era en realidad dos personas. En su casa era un padre cariñoso, comprensivo y empático; en el trabajo era maleducado con los miembros de su equipo, se abusaba de sus clientes y proveedores y mentía para lograr negociaciones a su favor. Se sintió totalmente avergonzado de comportarse así delante de su hija, que no lograba reconocer a su padre como una persona sin escrúpulos para aprovecharse de todos y todo para ganar más dinero.
También existen empresas que ni siquiera expresan ni consideran ciertos valores básicos como importantes, y ven a sus empleados como parte de una maquinaria deshumanizada que solo genera ganancia. Este modelo, basado en la revolución industrial, ve a los propios empleados como números, parte de un engranaje aceitado, que no merecen más que el salario mensual. Horas extras no pagas, comedores sucios y oscuros, prohibiciones de usar celulares o nuevos medios y agravios verbales hacen de ciertos ambientes de trabajo más cercanos a una cárcel –y mala- que a un lugar donde se promueva la productividad.
Ahora, imaginemos por un momento, ¿que pasaría si las empresas crearan y llenaran de contenido los valores que promueven? ¿Cómo reaccionarían los consumidores, al saber que están comprando algo que respeta el medio ambiente y las personas que estuvieron relacionadas con los procesos de producción? ¿Cuál seria la actitud y productividad de los empleados estando en un ambiente de trabajo donde haya tolerancia, diversidad, colaboración, espacios para crear y participar? ¿Qué tan fácil seria para las empresas retener y atraer nuevos talentos a sus equipos de trabajo en estos escenarios? ¿Cuánto vale hoy tener un equipo motivado, creativo y comprometido?
Hay empresas que son conscientes de la importancia de los valores y de como llevarlos a la práctica. Esas empresas entienden que su éxito futuro estará garantizado al tener equipos de trabajo de excelencia, productivos y comprometidos. Otras, quizás enceguecidas por ganancias del pasado, creen que no es necesario cambiar ni mejorar los modelos de negocios asumiendo que lo que funcionó antes funcionará mañana. Estas ultimas tienen una gran oportunidad en sus manos, animarse a cambiar y mejorar para construir su futuro.
Posted on febrero 3, 2011
Ese cuco llamado RSE (Responsabilidad Social Empresaria)
Pocas veces he presenciado tanta confusión con respecto a un concepto como cuando se habla de RSE. La mayoría de los empresarios y personas de negocios conocen el termino, algunos están más involucrados que otros, pero muy pocos entienden realmente de que se está hablando. En muchas ciudades, por ejemplo, hay organizaciones fundadas por empresas o emprendedores promoviendo los valores la RSE, que tienen como miembros a esas mismas empresas.
Prácticamente todas las semanas en algún lugar de Argentina hay un curso, congreso, seminario, charla, taller o actividad para promover la RSE. Universitarios, académicos, periodistas, empresarios, políticos retirados, emprendedores, organizaciones y demás son panelistas y ‘expertos’ en temas de RSE en estos eventos. Nos deleitan con tecnicismos, mucha teoría, lecciones de management y marketing; y en esa manera de comunicar el mensaje queda difuso, abstracto y sin demasiada argumentación. El resultado de todo este cocktail? Mucha confusión, mucha teoría y poca acción. De aquellas personas involucradas en temas de RSE no han sido pocos los que notaron y expresaron una frustración creciente en cuanto a la poca acción. Los más críticos lo expresan de manera cruel “La RSE es un lavado de cara de todas empresas pecadoras”.
La RSE es simplemente un conjunto de valores a tener en cuenta a la hora de hacer negocios. Para encontrar y conocer esos valores no es necesario mucho estudio: son los valores de la dignidad humana que todos, o la gran mayoría, conocemos. Los hemos aprendido cuando éramos niños: respetar, compartir, cuidar, crear, etc. Y cuando nos los enseñaron no lo hicieron porque queríamos que seamos todos carmelitas descalzas, sino por el saber que todo en la vida vuelve y es mejor para el futuro de cada uno de nosotros hacer las cosas bien. Un empresario o un director pueden ser excelentes padres de familia, cuidar de sus hijos, involucrarse con su educación, mandarlos a los mejores colegios, asegurarse que tengan los materiales que necesitan y ayudarlos en su desarrollo. Sin embargo esa misma persona puede ser la antítesis cuando entra a su lugar de trabajo, donde lo único que parece importarle es la generación de ganancia monetaria a cualquier precio. Aquel que me diga que ese empresario o director no sabe lo que es RSE, se lo discuto. Ese empresario lo sabe muy bien, no es necesario que participe de congresos, seminarios ni cursos; solo hace falta que se de cuenta que los negocios son parte de la vida, donde nos relacionamos con una increíble cantidad de gente, comunidades, colegas, clientes, proveedores y donde se crea uno de los grandes pilares de las sociedad. La naturaleza las empresas es entonces social.
“Todos los meses llegamos justos a pagar los sueldos, no podemos estar gastando en RSE”, me dijo un director de una PYME de 100 empleados hace poco. Si a una empresa le va ‘justo’, no es momento de construir el futuro para salir de esa situación? Uno de los valores que suena con fuerza en estos foros es justamente, la sustentabilidad. Como una persona de negocios se atreve a decir que no quiere cambiar (y crear) su futuro si su presente es malo?
Leí hace poco un joven emprendedor ingles que dijo: “La transparencia no es una elección. O elegís ser transparente, o te obligaran a serlo. La segunda situación demostró causar muchas pérdidas a las empresas”. Creo que implementar negocios con valores (discúlpenme, pero el término RSE ya no significa mucho para mí) no es una elección a esta altura. Es un tema de visión, algo de lo cual los empresarios se jactan de tener. Seguir haciendo negocios promoviendo la competencia descarnada, donde hay un deseo inagotable de generar cada vez mas ganancia monetaria, donde los empleados son material descartable, donde se contamina el ambiente en los procesos de producción, donde las empresas se desentienden de las problemáticas sociales es –básicamente-, destruir los negocios de a poco. No es opción cambiar o no cambiar, el que decida no hacerlo simplemente estará firmando su certificado de defunción. La acción concreta es la única manera de demostrar estos cambios, es más, la mayoría de las empresas socialmente responsables que he conocido ni siquiera tienen políticas sobre RSE, ya que los valores de los cuales hablamos ya están en su esencia misma y no tuvieron que participar de ningún congreso para que les digan lo que ya sabemos todos. Recuerden su propia infancia, las enseñanzas de sus padres y abuelos y ya tendrán las bases de los negocios con valores definidas.
Posted on enero 14, 2011
Articulo trendy en atypica
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